Nachito recorre calles de San Pablo del Monte, pide su calaverita por medio de mayordomos

• Fue un sacerdote que prestaba sus servicios parroquiales en el templo principal de esta población, a finales del siglo XVII, principios del siglo XVIII

Ana HERNÁNDEZ

Nachito, el esqueleto de San Pablo del Monte, que sale a pedir calaverita año con año en el Día de Muertos, trasladado por mayordomos y feligreses del municipio, fue un sacerdote que prestaba sus servicios parroquiales en el templo principal de esta población, a finales del siglo XVII, principios del siglo XVIII, informó el historiador Hugo Ramos Rodríguez.

Indicó que al morir éste sacerdote fue enterrado en el panteón, que en aquellos tiempos era el área que actualmente ocupa el atrio de la iglesia y lo que ahora es el Centro Escolar México.

“Cuando los fiscales y mayordomos empezaban a construir la torre del lado
izquierdo de la iglesia, fue encontrado el esqueleto de Nachito y como se acercaba la fiesta de los fieles difuntos, decidieron celebrarle y ofrecerle las ofrendas año con año a partir de que fue desenterrado”, informó.

Agregó que años más tarde, los mayordomos decidieron sepultar nuevamente a Nachito y para no perder la costumbre de ofrecerle las ofrendas, mandaron a hacer un esqueleto de madera, a finales del siglo XIX, poniéndole el nombre de Nachito y continuaron la tradición hasta nuestros días.

“A Nachito no se le venera, más bien es una representación de trascendencia de la vida a la muerte, simboliza el encuentro entre los vivos y los ya fallecidos”, mencionó el historiador.

“Durante ésta celebración la tristeza y la nostalgia se convierten en fiesta y gozo porque honramos a los queridos difuntos, que por unas horas regresan al mundo de los vivos para unirse a nuestras familias y para celebrar se construyen altares, elementos fundamentales que muestran el mestizaje de las religiones prehispánicas con la religión católica”, agregó Ramos Rodríguez.

Recordó que en una homilía del Papa Francisco, en su visita a México, dijo: “respeten las tradiciones de los pueblos, los usos y costumbres que los pueblos tienen con
la naturaleza; nadie tiene el derecho de quitarlos o excluirlos de la sociedad, porque nadie es inferior a nadie ni por el poder, ni por el dinero”.

Este texto fue colocado por actuales mayordomos en funciones, ya que el párroco de la iglesia está en contra de esta costumbre del municipio.